sábado, 30 de junio de 2012

Diente de león


...
- ¿Y bien?
+ ... ¿?
- ¿Qué sucede?
+ ¿Cómo que qué sucede?
- Pues eso, estás raro.
+ ¿Yo? Pues no sé, yo estoy bien.
- A mí no me engañas chaval. Desenfunda, ¿a quién le tengo que partir la cara?
+ Jajaja a nadie, a nadie, no es nada de verdad.
- ¿Ves? Te pasa algo.
+ ...
- Mira, mi intención no es obligarte a que me cuentes nada, pero quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea. Y creo que ahora mismo necesitas a alguien que te escuche. No quiero verte así.
+ ... Gracias.
- No las des.
+ ...
- ...
+ No entiendo nada.
- ¿?
+ Supón que un día vas por una sabana y te encuentras un rinoceronte. Tú, obviamente, permaneces atento y sin poder quitarle el ojo de encima durante un tiempo, pero llega un momento en que ese rinoceronte pasa de ti, osea, no parece que esté interesado en embestirte o en saber qué eres. Pero aún así, tú sigues sin poder dejar de prestarle atención.
- ... Sí.
+ Pasa el tiempo, y el rinoceronte ni se inmuta con tu presencia. No hay cambios, así que optas por dejar de darle importancia y vas a lo tuyo.
- Sí.
+ ¿Qué pasaría si de repente el rinoceronte volviera a no quitarte los ojos de encima así por las buenas?
- Pues que me pillaría por sorpresa.
+ ¿Y qué más?
- Mmm... Que volvería a estar en guardia.
+ ¿Algo más?
- Y... ¿que no sabría cuáles serían las intenciones del rinoceronte?
+ Explícate.
- Que no sabría si al final iría corriendo hacia mí o si realmente no soy importante para él.
+Exacto.
- ...
+ ... ¿?
- Bueno, ¿y qué quieres decir con ésto?
+ ¿Por qué ese rinoceronte así por las buenas te presta atención de nuevo si ya era conocedor de tu presencia y optó por pasar de ti? ¿Qué intenciones tiene? ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué es lo que siente? ¿Amenaza? ¿Curiosidad?...
Esa incertidumbre es mi problema. Aparentemente son piezas de puzle de cajas distintas, no logro ver que encaje nada de esto. ¿Pero sabes qué?
- Dime.
+ Yo paso. Me dejo llevar por el viento, que me lleve a cualquier sitio. Si me acerca al rinoceronte, bien, que no, también. Pero lo que está claro es que no pienso mover un músculo por nada. Si el rinoceronte está interesado en acercarse a mí para matar su curiosidad, que venga a mí, porque si no lo hace daré por sentado que no es su intención en mantener ningún tipo de contacto conmigo. Eso sí, una cosa que hay que tener en cuenta: El viento no siempre sopla hacia la misma dirección ni sentido. El tiempo es oro.
- Interesante reflexión. Pero... ¿de verdad estarías dispuesto a dejarte conocer por el rinoceronte? No es la primera vez que rondas por zonas así y sales malherido. Y sí, hubo un rinoceronte que era con el que erais inseparables, pero al final te hizo daño. ¿Volverías a acercarte a él?
+ Ese rinoceronte me hizo daño, sí, pero no fue su intención. Fue sin querer, como un perro cuando juega contigo y te da un arañazo o un mordisco.
Sé que ese rinoceronte se acuerda de mí, y si quiere volver a pasar el tiempo junto a mí y dejar que vuelva a cuidarlo, lo hará.
- ... ¿Y si no?
+ Si no, entonces sabré que prefiere optar por la vida que tiene ahora, que ahora mismo es feliz y que no le hace falta para nada mi presencia. Lo dejo a su elección.
-Pero... ¿quieres realmente volver? No creo que te hiciera mucho bien, la verdad...
+Es una idea que me resulta bastante satisfactoria. Hubo un error y nos hicimos daño. Ahora podremos ser más precavidos, ¿por qué no intentarlo?
Aunque claro, estoy mentalizado de que no querrá. Prefiero llevarme una sorpresa a una decepción. Como bien dije antes, si quiere volver a vivir buenos momentos junto a mí, volverá, si no seguirá con su vida. Lo dejo en sus manos.
- Pase lo que pase, te deseo suerte.
+ Gracias amigo.

Logré sacarlo de mi mente, al menos casi en su totalidad. ¿Sigo queriendo algo? No. ¿Hay interés? Sí. He ahí la diferencia. Si ese buen animal realmente quiere, que lo intente, que me busque y que muestre interés. No tiene sentido que sea yo el que siga buscando algo en todo esto. Que me demuestre que es posible.

Por lo pronto, yo estoy bien ahora mismo. El futuro juega con cuchillos y de él depende el si se desgarra o si todo va bien sin que haya estropicios.

Nada más que añadir.

sábado, 23 de junio de 2012

Pensamientos por escrito

Aquí estoy, volviendo a escribir, ¿del mismo tema una vez más? Sí, pero con otro enfoque distinto.

Llevo una temporada en la que mi mente sufre constantemente un mareo inevitable, como si estuviera montado en alguna atracción de feria (de las que marean) eternamente, una y otra vez. En ocasiones esa atracción se detenía, pudiendo así mi mente poder recobrar el sentido y poder mantener los pies en el suelo, pero otras veces, al alcanzar esa situación, mi mente tomaba una actitud mucho más nostálgica, triste, como si echara de menos algo que fue muy importante para él. Entonces es cuando la atracción vuelve a ponerse en marcha.

Reconozco que en ocasiones me vuelvo un estúpido y lo pago con personas ajenas. Así son los celos. Por ello pido disculpas si en algún momento me comporté como tal y te pudieras sentir ofendida, seas quien seas, persona que está leyendo esto.

Hoy por hoy he de decir que lo que causaba eso en mí, ahora simplemente me molesta en cierto modo, pero al menos consigo mantener la calma y no exaltarme demasiado. Es mejor que nada, ¿no?
Siento que ya queda poco para que pueda volver a la rutina de siempre, pero no sé por qué intuyo que tú no. Lo que quiero decir es que, independientemente de lo que haya pasado, me encantaría poder seguir manteniendo nuestra amistad, que no se pierda esa costumbre de hablar de cualquier cosa o de quedar para ir a cualquier sitio, solos o acompañados. Pero algo me dice que tú no optarás por eso. Seguirás a tu bola centrándote en tus intereses y yo seré para ti uno más en tu lista de contactos. La verdad, espero equivocarme.

Entiendo que estas últimas semanas hayamos estado más distantes entre nosotros, pero cuando vuelva a mi rutina yo ya estaré bien y no hay excusa para seguir así. No quiero decir que quiera intentar nada, precisamente estoy esforzándome por acabar con esa atracción de feria que tanto me marea. Yo sólo quiero que podamos estar bien. Eso es todo.

Necesito acabar ya con mis exámenes, 2 días quedan.

Hay tantas cosas que quiero hacer... Pero sobretodo evadirme de todos mis pensamientos, volver a ser mi yo original y dejarme llevar por la marea.

Eso sí, que quede claro, me he llevado mucho tiempo flotando en el mar, nadando con todas mis fuerzas hacia la tierra firme por la que tanto me gustaba pasear, pero ese esfuerzo fue en vano. Por ello, no pienso volver a ser yo quien mueva un sólo músculo por nadar a cualquier sitio. Si la marea quiere llevarme a tierra firme, que sea ella quien me lleve o quien, por lo menos, dé ese primer paso. Necesito ganar la confianza de que realmente algo de eso, algo de lo que sucede, tiene sentido. Me dejaré llevar por mi instinto y punto, a favor de donde me lleve el viento.

En fin, siento el tostón, pero era algo que necesitaba decir. Espero que mi reaparición no me acarree malas consecuencias.

Bueno, sigo con lo mío, a cenar y luego a programar, a ver cómo sale el examen.

viernes, 15 de junio de 2012

Un río que fluye

Llueve. Es una lluvia constante, pero tampoco es la correspondiente a una tormenta. Los pájaros se atreven a piar aún sin la compañía del sol. Yo sonrío. Me alegra ver cómo los pájaros siguen como siempre aunque tengan que estar refugiados en un árbol o en cualquier hueco en su nido. Es como si respiraran positivismo aún en días malos como éste. Me gusta ver que unos animalitos tan pequeños sean capaces de tomar esa actitud. Demuestran ser más fuertes que yo.
Cuando algo no me va bien y coincide con un día de lluvia, suelo sumirme en la tristeza, en la nostalgia, en la melancolía... y mucho más ahora que suena de fondo las notas a piano de Yiruma.
Duele.
No es agradable esta sensación, saber que todo acabó y que lo más probable es que nunca vuelva a comenzar de cero.
Nunca había querido tanto a una persona. Y sin duda, lo más frustrante de todo es que si las cosas hubieran sido diferentes, porque pudo haberlo sido, ahora mismo no estaríamos así...
Vuelvo a llorar una vez más.
Parece que nunca me acostumbraré a no tenerte cerca.
Me odio.
Odio tener que ser así, tan insistente, cansino, agobiante, tan esperanzador... Joder, veo esperanza donde no las hay, y eso sólo me anima a seguir creyendo que algún día todo volverá a ser como antes.
Aunque sé perfectamente que la pregunta que debería hacerme sería si algún día lograré sacarte de mi mente.
Han pasado 3 semanas desde que sucedió. No es mucho tiempo, supongo que es normal que todavía me sienta así. Pero madre mía, no pondré en duda que nadie consiguió hacerme tan feliz. Tal vez por eso duela especialmente más su pérdida que las otras.
Yo por mi parte procuro dejarme llevar por mi instinto. Si me apetece irme por ahí solo, lo hago, si me apetece saludarla una vez más, lo hago. ¿Para hacerme daño? No, ese no es el objetivo. Simplemente hago lo que mi cuerpo me pide. Prefiero dejarme llevar, porque el no reprimir esas ganas de hacer cualquier cosa me ayuda a ser un poco más... feliz, o al menos me ayuda a que todo sea mucho más llevadero.
El tiempo nos pondrá a cada uno en su lugar.
No creo que la opción correcta sea limitar caminos para el futuro por algo que se vivió en el pasado.
Sé que no podrá ser, pero la idea de que, al final, todo irá bien me reconforta en cierto modo.
Soy demasiado soñador, qué le puedo hacer.
Me gusta pensar que el río que me lleva en esta balsa acabará juntándose con el mismo riachuelo del que se separó antes de que llegue al mar. Pero en fin. ¿Quién sabe lo que puede pasar?
Por ahora, los pájaros siguen piando. Me pregunto si en algún momento se cansarán de hacerlo.
Los admiro.

jueves, 7 de junio de 2012

Recuerdos fotográficos

¿Nunca os habéis sentido tan confundidos que no sabíais ni lo que sentíais o queríais?
Es extraño, nunca antes me había pasado esto. Es como si por un lado tuviera ganas de hacer cualquier cosa pero por otra parte fuera totalmente contrario. Es un "tengo y no tengo ganas". Un sí y no.
He de reconocer que hoy por hoy me encuentro bastante mejor, podría incluso decir que voy completamente a mi bola, en mi mundo, pero en ocasiones acuden a mí esos típicos flashes momentáneos que me sacan de dicho estado. Son cosas que no puedo evitar.
Es como si mi subconsciente no quisiera deshacerse de ello.
Esto me recuerda a un texto que encontré en la web que, por desgracia, es puramente cierto en la mayoría de los casos. No sé quién es el autor, pero bueno, lo importante es el contenido, ¿verdad? Ahí os lo dejo:

"Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o madre de tus hijos... Esa persona con la que consigues tener la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella.


Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderéis siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejaréis de intentarlo, os rendiréis y buscaréis a esa otra persona a la que acabaréis encontrando. Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más. Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estabais leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza".


Pero bueno, qué más da, don't worry, be happy my friend.
Veamos qué nos tiene preparado el futuro, no creo que sea algo tan malo, ¿no?

lunes, 4 de junio de 2012

Fin

Y este es el final de una bonita historia, un cuento de hadas cuyo desenlace dejó bastante que desear.
Me encantaría poder seguir en contacto contigo, pero más me gustaría el que todo pudiera volver a ser como antes.
Obviamente, eso no ocurrirá jamás, o al menos eso es lo que me das a entender.
He de reconocer que me he convertido en un monstruo con todo esto, sólo me dedico a dar por saco y a molestar, incordiar a las personas que más quiero sin quererlo (sí, tú estás entre ellas).
No sé qué me pasa.
Tal vez sea fruto de la frustración provocada por todo este acontecimiento.
Odio tener que admitir que te perdí.
Siento amargarte tantas veces con este maldito tema, pero no sabes cuánto daría porque todo pudiera volver a ser como antes.
No te he olvidado.
Y sí, sigo queriéndote.
Como ya dije en su día, ojalá pudiera acompañarte a lo largo del recorrido de tu día a día, de tu vida, ser la persona que protegiera tu alma y tu esencia. Aunque claro, si uno de los dos no quiere no hay nada que hacer...
No miento cuando te digo que te deseo lo mejor.
Y ahora, que alguien me pase una botella.