domingo, 10 de noviembre de 2013

Microcuentos en 140 caracteres (Parte 2)

Tras 964 años, toda su vida se esfumó en lo que duraba un grito de "¡árbol va!"
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Pobre heraldo... No tenía ni idea de que estaba destinado a transmitir malas noticias de por vida.
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La raza humana siempre tenderá a la perdición. ¿Qué puedes esperar de una especie que se dedica a su propia autodestrucción?
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El diente de león estaba condenado a ser arrancado de su jardín por el viento. Ya sólo le quedaba esperar para recibir a su futuro incierto.
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Aquel humilde escritor ejerció su labor hasta que, de repente, se quedó sin tinta. Descubrió así que su única opción era salir a la calle.


sábado, 2 de noviembre de 2013

Complicaciones

- Tío, hay algo que no logro comprender... ¿Por qué hay gente que cuando te pide un consejo, al obsequiarles con una respuesta, se quejan o incluso llegan a enfadarse contigo? Si no quieres que te de un consejo no deberías preguntarme, ¿no?

- Porque no quieren aceptar esa opción.

Juanjo se mostró confuso. Acto seguido, procedió a formular otra pregunta.

- ... ¿A qué te refieres?

A lo que Dimitri le respondió:

- Ante una situación de confusión surgen muchas dudas en las que hay factores que te incitan a escoger entre un rango de opciones concreto y hay otros que lo hacen en otro intervalo distinto. La gente en dichas situaciones no suele tomar decisiones así como así por eso mismo. Sin embargo, que no sepan escoger una entre mil opciones... no quiere decir que no les gustaría optar por una en concreto y descartar el resto.

Juanjo permanecía expectante. Realmente no sabía si estaba llegando a entenderlo, pero podía hacerse una idea. Dimitri prosiguió.

- Cuando alguien no se encuentra bien suele ser por un motivo concreto. Si ese motivo que lo originó cambia y se transforma en lo contrario a lo que sucedió, es muy posible que dicha persona se encontrase mucho mejor, y ellos lo saben. Por eso, si les respondes con lo que quieren oír, se sentirán mucho mejor, de lo contrario no suelen optar por aceptar tu opinión.

- Pfff... La gente se complica demasiado.

- Créeme, todos lo hacemos.



lunes, 28 de octubre de 2013

Microcuentos en 140 caracteres (Parte 1)

Caminar a ciegas era su única opción. La zona del lago era demasiado tímida como para que la niebla pudiera disiparse desvelando así su rostro.
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Susana no podía evitar pensar en las musarañas mientras miraba la ventana. ¿En qué idioma hablarán los árboles con su silencio?
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"Su unión fue una tortura, su separación una condena". Todos pensaban en el amor mientras el sacerdote seguía con sus oraciones por el ya fallecido John.
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"¿Cómo suena el llanto de los árboles ante una deforestación?" Le preguntó la pequeña Dorothy a una flor procedente del jardín.
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Nadie comprendió la situación de aquel espantapájaros cuyo único deseo era encontrar a alguien que no huyera ante su presencia.
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-Hijo, llévalos bien puestos porque la vida te jugará malas pasadas.
-¿Y eso por qué, papá?
-Todos estamos destinados a ello.

domingo, 20 de octubre de 2013

Microcuentos en 140 caracteres (Preludio)

Y el polluelo pió y pió con la esperanza de que su progenitora le ayudase a volver al nido.
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Benditos sean los escritos que te dedico donde desnudo mi alma y me entrego al mismísimo diablo para que ocupes hueco en mi memoria.
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Y así fue como el joven encontró aquella orilla entre los acordes de la marejada al compás del rompeolas.
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¿Qué puede ir mal si vas acompañado de un instrumento?
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El fuerte oleaje, la helada tormenta, el estruendoso relámpago... y la tenue y silenciosa llovizna.
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Todos somos gusanos hasta que llega el momento de convertirnos en algo que no es ni mejor ni peor, sino distinto.
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Pobre de aquel osezno que no consiguió hibernar por insomnio.
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La soledad de la montaña observó su reflejo en el lago de los cisnes.
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Llegó el día en el que el pequeño John montaría en bici sin las ruedas auxiliares para demostrarle al mundo que podía con todo.
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Su madre se preocupaba por el ruido mientras George disfrutaba a todas horas de su única pasión, ser el mejor percusionista.
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De repente todo se volvió oscuro y poco a poco la penumbra se convirtió en luz. La tempestad cesó y la paz reinó en su corazón.
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Y llegó a la conclusión menos esperada. ¿Cómo iba a confiar en alguien si no era capaz de confiar en sí mismo?

sábado, 19 de octubre de 2013

La llegada del otoño

Una luna de plata azulada inundaba la vida en la noche.
Su luz enfocaba la danza entre la brisa nocturna y un árbol solitario situado en el descampado.
A su cobijo, yacía todo aquello que era hermoso en una sola persona. Esta, tocaba dulcemente un violín.
El árbol se mostró tranquilo ante el cántico de aquel instrumento, fuente de relajación para unos y nostalgia para otros.
Ni una sola palabra existe que lograra transmitir esa melodía. Sus acordes murieron tras cumplir su función. Ser lumbre al alma.
Y así, cuando el silencio lo abarcó todo, una hoja se desprendió del árbol cayendo sobre la joven. Era hora de volver a casa.


Este microcuento ha sido creado conjuntamente por mi querido amigo Lunático y yo, autor de este blog.
Esperamos que sea de agrado para aquellos que encuentren el enlace a esta página.


miércoles, 16 de octubre de 2013

Araña "pavo real"

Existen muchos tipos de insectos cuyo ritual de cortejo consiste en que el macho intenta impresionar a la hembra y, si no surte efecto, ésta se abalanza sobre él para devorarle. Hay otros insectos a los que les pasa lo mismo pero una vez que se efectúa el apareamiento. Ante tal panorama yo me pregunto, ¿por qué se arriesgan tanto?

Hay que tener en cuenta que no estamos hablando de ninguna tontería, sino de perder la vida por "canibalismo". ¿Por qué sucede esto? ¿Acaso estos bichos tienen los huevos más gordos que un búfalo y les da igual lo que suceda?

Ahora viene la típica escena en el que alguien alza la mano y afirma: "quien no arriesga no gana", y ante ello yo realizo otra pregunta: ¿A qué precio estarías dispuesto a arriesgarlo todo?

Parece ser que estos diminutos seres... o bien no se lo piensan siquiera, o tal vez no tengan nada que perder. Con los humanos pasa lo mismo, sólo que a nuestro modo. Me explico:

¿Cuántas personas darían lo que fuera por alguien a quien aprecian y quieren? ¿Cuántas personas estarían dispuestas a hacer lo que sea por ayudarles, conquistarles, hacerles felices o entretenerles?

Hay personas que tienden a tirar la toalla fácilmente, pero hay otras que, a pesar de que saben que lo que se avecina no es bueno, igualmente se arriesgan y acaban como todos esperan, es decir, mal. ¿A qué se debe esta tendencia masoquista? ¿Al amor? ¿Tan cruel puede llegar a ser el sentimiento considerado más bello de todos?

¿Quién sabe? Puede que ese maldito insecto no consiga quitarse a alguna fémina de su especie de la cabeza y por eso hace lo que hace... o puede que no. ¿Cómo se puede vivir así? ¿Cómo es posible que muchos consigan evadirse tan fácilmente y despreocuparse por todo lo que les acontecía mientras otros no sean capaces de mostrar una sola sonrisa desde que las cosas les empezaron a ir mal?

La verdad es que no sé cómo conseguir destrozar o trepar el muro y superar así el obstáculo, llevo meses intentándolo sin éxito y el hecho de que a algunos les resulte fácil es algo que nunca dejará de sorprenderme.

...

Ya he perdido una gran parte de mí y tengo la sensación de que con el tiempo perderé también lo poco que queda de ello. A pesar de todo, me alegra que los demás puedan encontrarse bien... y ya que no puedo influir mucho en sus vidas, espero sinceramente que consigan alcanzar la felicidad plena. Mientras tanto, yo deambularé de un lado a otro buscando algo con lo que poder destrozar el muro.

...

Sin duda, es una sensación de lo más angustiosa y desagradable.

sábado, 12 de octubre de 2013

Confesiones nocturnas

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió el aroma de tu perfume, la melodía de tu risa, mi reflejo en tu mirada, el brillo de tu sonrisa.

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió tu atención, tu preocupación, tus escotes, tu intermitencia, tus vestimentas, tus andares.

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió tu cariño, tu ternura, tus celos y tus locuras, el blanco de tu piel, tu pelo estilizado.

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió tu palabra, tus miedos y preocupaciones, tus deseos, tus confesiones.

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió tu tiempo, tu aburrimiento, tu desinterés, tu maravillosa y misteriosa mente.

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió miedo, dolor, apatía, cabreos y nostalgia, sobretodo mucha nostalgia.

Bendito el momento en el que me di cuenta de que todo tiene un punto final, un punto final que desearía convertir en "punto y aparte" y poder así de nuevo respirar tu aliento.

Benditos sean los "te quiero" que guardé para ti y ahora andan perdidos en algún rincón de una habitación desordenada.

Benditas tus ganas de vivir... Y benditas mis ganas de sufrir.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Sugar

Míralas ahí arriba, acercándose despreocupadas a algún lugar llamado "ninguna parte", dejándose llevar por el viento mientras los terrestres nos preocupamos por la amenaza que puedan suponer. Qué ironía. ¿Por qué iba a suceder nada?

Aunque a simple vista puedan parecer peligrosas, realmente son inofensivas, no hacen nada, simplemente se dedican a ir de un lado a otro, al igual que nosotros. En ocasiones se muestran alegres y se ven mejor que otros días, al igual que nosotros. En ocasiones enfurecen y desatan su ira de alguna forma, al igual que nosotros. En ocasiones rompen en llanto por la presión acumulada, al igual que nosotros...

Estimo que la causa de su aparición haya sido por frustración, deseo, tal vez se vieran presionadas también. Hace unos días llegaron y rompieron en llanto, un llanto desconsolado, desollador, de estos que te contagian el dolor, la agonía y la impotencia que debían sentir. Desde entonces se mantienen como pueden, a veces estables, a veces con la lágrima fácil. Supongo que es normal, ¿quién no ha pasado por situaciones así?

Ahora se muestran neutrales. Dan la sensación de que puedan llorar de nuevo, pero se mantienen como pueden apoyándose unas a otras. La verdad... creo que han llegado a una fase de nostalgia pura, una fase donde se acumulan y tropiezan entre sí los recuerdos echando de menos muchas cosas, tal vez demasiadas. Puede que también sea apatía, simple y llanamente. La verdad es que no lo sé.

Ojo, sólo es una opinión personal, tal vez no sea eso, pero... la verdad es que la situación induce a pensar que sea eso. Al fin y al cabo... no son tan inanimadas como pueden parecer, ¿no creéis?


jueves, 12 de septiembre de 2013

Home

Mira a tu alrededor... La nada se convirtió en todo y el todo se convirtió en nada. Cuando parece que todo va sobre ruedas va la vida y te sorprende, a veces para mal, a veces para bien. Mientras uno lucha por no caer al vacío arreglando el suelo de su piso, el balcón y las paredes, al final, es el bloque entero el que se derrumba y sin ese bloque no hay piso, sin ese bloque no hay vivienda, sin ese bloque no hay hogar. Lo único que quedan son los restos de lo que una vez fue un lugar cálido y acogedor, siendo ahora un lugar frío y solitario convertido en ruinas.

Nadie se libra del pecado, todos hemos fallado, unos más, otros menos, pero de todos era deber el conseguir que ese bloque, ese maldito bloque, se mantuviera en pie para evitar cualquier estropicio. Pero, ingenuos de nosotros, nos despreocupamos casi en su totalidad sin saber que algún residente vivía estupendamente mientras otro se ahogaba en la mugre, y cuando quisimos darnos cuenta, cuando nos dispusimos a hacer algo para remediarlo... ya era demasiado tarde.

Es doloroso ver cómo algo que abarcó tantos años para ser construido ahora se ha desecho, respirar la frustración en el ambiente y el shock temporal en el que muchos se han sometido... pero más doloroso es ver que hubo gente en ese bloque que no consiguió salir con vida, no porque sus corazones hubieran dejado de latir, sino porque gran parte de su vida se esfumó para siempre con el edificio. Tan sólo espero que todos podamos convivir algún día sin rencores y sin malestares de ningún tipo.

Ojalá fuera mi vivienda la derrumbada y no la vuestra, pues la mía no es más que una simple casa pequeña de madera individual que no requiere mucho tiempo para reconstruirla.

Ojalá nada de esto hubiera sucedido.

Ojalá esto sólo fuera una pesadilla.

Ojalá todo volviera a la normalidad...

martes, 3 de septiembre de 2013

Carta sin destino (el desenlace)

A ti que lees esta carta:

Confieso que esta será mi tercera y última carta por ahora, tanto tiempo pensando y aguantando el frío por las noches me han llevado a usar la mayor parte de los folios que me quedaban para poder hacer una pequeña hoguera y así poder sobrellevar mejor las madrugadas. Además... me he cansado de pensar.

He descubierto que este viaje sólo me ha producido malestar, dolores de cabeza, decadencia sentimental y demás incomodidades que no me llevaban a ningún sitio. Puede que os preguntéis "¿pero has conseguido encontrar esas respuestas que buscabas?" y ante eso yo os respondo: Sí y no.

Sigo preguntándome cosas de las que no encuentro respuestas, pero por fin poco a poco voy viendo el camino que debo tomar cada vez con más nitidez, a pesar de no ser el que me resulte de mayor agrado. Por lo pronto me dedico a dejarme llevar por mi impulso, hago lo que se me apetece o lo que creo conveniente para así poder estar mejor conmigo mismo.

El viaje tampoco ha sido en vano, he aprendido ciertas cosas que en su día creía saber, pero realmente no tenía ni idea. También he aprendido cuáles pueden ser los efectos de un experimento como este y lo que conlleva, además de haber ganado la experiencia de poder vivir una situación así. Como dice el refrán, "más sabe el sabio por viejo que por sabio" (sabio o diablo, he escuchado ambas versiones, pero equivalen a lo mismo jejeje).

La verdad es que por aquí el tiempo es bastante cambiante, cuando parece que saldrá el sol y hará un tiempo estupendo resulta todo lo contrario y viceversa. Cosas como ésta son las que me inquietan y me desorientan un poco, pero por ahora puedo sobrellevarlo sin demasiados problemas.

No recuerdo el objetivo de escribir estas cartas y enviárselas a alguien, supongo que dejar por escrito mi experiencia, dejar claro con eso cuál es mi situación y así todos pudieran saber que estoy bien. Aunque claro, lo mismo nadie leyó las demás cartas. No lo sé... Espero que tarde o temprano alguien las encuentre, el motivo no es relevante.

Sólo pido una cosa antes de seguir caminando en este laberinto, perderme más aún o salir de él, y es que, por favor, que el fin justifique los medios. Mientras tanto, seguiré dando vueltas guiándome por mi instinto.

Hasta la próxima querido lector, gracias por leerme, puede que nos conozcamos algún día.

Un cálido abrazo,

Arthur Eddyknar.

lunes, 26 de agosto de 2013

Carta sin destino (Segunda parte)

A ti que lees esta carta:

Hace unos días escribí mi primer mensaje para que alguien pudiera rescatarlo y así poder compartir mis inquietudes, y ahora me dispongo a escribir de nuevo. "¿Por qué?" Os preguntaréis... Porque la espera se me hace eterna y, además, he descubierto algo que puede resultar interesante. Puede que para ti no, pero para mí desde luego que sí.

Por si no encontraste mi primera carta, hablaba de una búsqueda de respuestas a ciertas preguntas y de mi condenada situación al estar perdido en mi propio laberinto buscándolas. No digo que haya encontrado alguna respuesta, pero empiezo a recordar los caminos por los que he pasado. Esto quiere decir que, con algo de orientación, podré salir de este laberinto dentro de no mucho (o eso espero).

Me he percatado del verdadero significado de "no empezar la casa por el tejado". Muchas cosas pueden compararse con una construcción y toda construcción debe comenzar con unos cimientos base que sujeten la vivienda, y, una vez que se tiene dicha base, el resto sale sobre la marcha. Es lo mismo que si fueras a dar un concierto, al principio estás muy nervioso y no sabes cómo hacer las cosas, pero una vez que subes y empiezas a cantar o tocar un instrumento lo demás sale solo.

Con esto quiero decir que, muy posiblemente, una de las respuestas que busco se base en eso, en ver qué es lo que busco, qué es lo que realmente quiero, y una vez lo sepa, sólo tendré que dejar que el río fluya y así seguir el rastro que deje para estar un poco más cerca de la salida.

La pregunta es... ¿qué es eso que quieres? ¿qué pretendes? ¿qué buscas?

Dependiendo del egoísmo que manifieste me surgen varias posibilidades, pero sólo he de elegir una de ellas. Veré qué es lo que podría merecer más la pena o qué sería más correcto y tomaré una decisión a lo largo de estos días. Espero que no me lleve mucho tiempo descubrirlo, por mi bien y por el de los demás.

Y tú, querido lector, ¿cómo estás? La verdad espero que bien, de hecho espero que, si sucede algo, se solucione tu problema cuanto antes. Ojalá pudiera serte de ayuda, pero me pillas algo lejos, lo siento mucho. Espero que al menos mis cartas te sirvan de orientación para ver lo que sucede en mi caso y basarte en alguna experiencia ajena para deducir o intuir cosas.

Gracias por leer esto, en cuanto note algún tipo de avance volveré a escribir una vez más. Debería tener cuidado con los folios, puesto que no me sobran... Bueno, intentaré no malgastarlos.

Cuídate mucho querido lector, sé feliz.

Un cálido abrazo,

Arthur Eddyknar.

viernes, 23 de agosto de 2013

Carta sin destino

A ti que lees esta carta:

A lo largo de mi vida he tenido el privilegio, por llamarlo de alguna forma, de experimentar por mí mismo y por segundas o terceras personas cosas que me han ayudado a ver la vida de una forma diferente. Son etapas de sucesivos cambios y aprendizajes en los que uno debe probar para ver qué es lo que más conviene hacer en cada situación y qué acción es la más correcta.
Una vez me pregunté algo que quiero que ahora os preguntéis vosotros, quiero que os sintáis motivados a encontrar una respuesta clara, precisa y sincera, sin ningún tipo de peros o excusas.

¿Hasta qué punto seríais capaces de ofrecer algo por los demás? ¿Hasta qué punto os sacrificaríais para ver una sola sonrisa ajena?

Todos creemos que somos buenas y grandísimas personas, pero tan sólo nos engañamos a nosotros mismos. Una vez leí algo parecido a "La mentira más común es la que se dice uno mismo, mentir a los demás es una relativa excepción", ¿y sabéis qué? Tenía razón.

¿Qué es la verdad? ¿Cuál es la verdad? Son preguntas que podemos plantearnos para llevar una cierta forma de vida. Podría equivaler a decir "¿en quién debo confiar?", "¿es cierta esta teoría en la que creo basada en hipótesis mías?"

Yo me dispuse a buscar unas respuestas para estas preguntas en el momento menos, o más, no lo sé, acertado, y es cuando te encuentras en un estado considerable de desorientación. No sabía qué hacer, qué pensar, qué sentir... y si te encuentras perdido en un bosque, quedándote quieto no conseguirás salir de allí nunca. Por ello, salí en busca de respuestas.

Me adentré en mi propio laberinto, un laberinto que construí yo mismo con mis recuerdos, mis experiencias, mis virtudes y mis defectos, mis circunstancias... Y como suele ser habitual... Me perdí.

Me hallaba entre la nada y el todo, perdido en mi propio laberinto, anduve y anduve sin saber a dónde ir. Confié en un rastro de migas de pan que una paloma fue devorando sin que me diera cuenta y, en ese momento, sólo quería encontrar la salida, sólo quería encontrarme a mí mismo, sólo quería poder reconocerme ante el espejo... Pero siempre ayudando a quien me necesite en ese instante, posponiendo mi situación para otro momento en el que supiera que lo demás iba bien.

Resulta bastante incómodo saber que existe una respuesta, saber que existe algo que te puede sacar de dudas, pero no saber qué hacer para encontrarla. Es como si supieras que hay una aguja que está escondida en un pajar, sabes que está ahí, pero no sabes dónde ni en qué zona se sitúa. Lo único que te queda es buscar y esperar a que tarde o temprano la encuentres o aparezca de alguna forma.

A día de hoy, sigo vagando en ese laberinto en espera de que, con un poco de suerte, consiga encontrar una respuesta a las preguntas que formula mi insomnio, quien me espera pacientemente cada noche. En cuanto las halle, sabré encontrar el camino de salida y podré volver a casa siendo yo mismo.

No quiero que te preocupes por mí, pues estoy bien. Únicamente necesito encontrarme a mí mismo, saber quién soy y en qué me he convertido, y mi único consuelo es saber que tú, querido lector, estás bien.

Sin más dilaciones, doy por zanjado este escrito. Puede que vuelva a mandar otra carta en una paloma contando mi progreso, hasta entonces espero que todo te vaya bien.

Un cálido abrazo,

Arthur Eddyknar.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Dotes culinarias

Muy buenas camaradas, en el programa de hoy vamos a hacer algo poco habitual a lo que solemos hacer a menudo. Hoy vamos a improvisar una receta simbólica. No os preocupéis por los ingredientes o por la elaboración de la misma, abajo en la pantalla se os mostrará un enlace donde podréis consultar las dudas que tengáis cuando queráis.

Para empezar, tomaremos un poco de aburrimiento. Al ser una masa espesa y sólida, vamos a cortarla en trozos pequeñitos para poder facilitar su disolución, como si de taquitos de jamón de york se tratara. Por otra parte, vamos a coger un cuenco donde verteremos un chorreón de gula, esparciremos 10 gramos de confusión poco a poco mientras mezclamos ambos productos hasta que quede una masa pastosa. A continuación, retomamos el aburrimiento y lo introducimos en el cuenco para seguir mezclando. Podréis comprobar que el resultado es demasiado espeso, así que vamos a encontrar la manera de diluirlo un poco.

Vamos al frigorífico y buscamos un bote de inquietud, una botella de preocupación y un par de piezas de cansancio. Estas últimas piezas se usarán para ser exprimidas y utilizar así su zumo. Recordad que en este tipo de platos nunca viene mal darle un toque de desgana para que nuestro combinado esté en su punto.

Tomamos un segundo cuenco donde poder mezclar estos últimos productos. Primero lo llenamos con la botella de preocupación, luego rociamos un poco de inquietud y finalmente, después de mezclarlo, echamos el zumo de cansancio. ¡No os olvidéis de echar unas gotas de desgana para que coja sabor!

Notaréis que esta última preparación es bastante líquida, que parece incluso más fluida que el mismo agua. Esto contrarrestará el espesor de la masa que adquirimos antes.

Juntamos con cuidado ambas sustancias resultantes y mezclamos. Es un proceso lento, pero al final obtendréis algo parecido a un batido en cuestiones de espesor, liquidez y, en general, en apariencia, a pesar de contener los taquitos de aburrimiento. Pero aún no hemos acabado.

Guardamos ese "batido" en el frigorífico. Mientras tanto, tomaremos una pieza de nostalgia, una de frustración y una bolsa de alivio rayado. Es importante tener en cuenta la marca a utilizar de esta bolsa, puesto que la calidad no será la misma dependiendo de cuál se use. Yo recomiendo "cadenas rotas", en la que aparece un logo de un chiquillo dejando en libertad una paloma abriendo la jaula donde había permanecido antes de echar a volar. Supongo que la paloma sentirá alivio por estar en libertad, aunque puede que el chiquillo también se sienta aliviado puesto que sabe que esa paloma se encontrará mejor en su hábitat natural. Está bien pensado su márketing jejeje. Podríamos seguir filosofando un poco sobre esa imagen, ¡pero debemos acabar nuestra receta!

Tomamos la batidora e introducimos ambas piezas y un puñadito de alivio. Acto seguido vertemos 1/4 de litro de desorientación para facilitar el manejo de la batidora, cerramos y lo trituramos.

Para acabar, tomamos el "batido" del frigorífico y lo vertemos en la batidora para volver a mezclarlos con éste una vez más.

Una vez acabado, servimos el producto en vasos y ya tenemos nuestro gazpacho apático listo para tomar, fresquito y sabroso. ¡Nada mejor que un gazpacho apático para afrontar nuestro día a día!

Espero que la receta de hoy les haya gustado, nos vemos en el próximo programa.

Que aproveche, ¡y hasta la próxima!

martes, 26 de febrero de 2013

¿Qué refleja tu mirada?

Reflejos... 
Reflejos en el agua, reflejos en el cristal,
reflejos en la lluvia plateada, reflejos en un mural,
reflejos en las losas, en los charcos,
en los ojos, en los barcos,
en la sonrisa de un niño,
en la cerámica de una lámpara, en un anillo...

Reflejos en un pedestal, en un retrato,
en la fantasía de un relato,
en el sudor de una madre, en el caldo de la sopa,
en los zapatos, en el olor de tu ropa,
en el vaso de cristal que sostendré hasta el final
donde se acumulan las lágrimas de un animal
sufriendo en agonía, no domina la empatía,
desgraciada aparente simpatía
que muestra la falsedad de la humanidad
y nos deja plantados frente a la cruda realidad...

Reflejos en las estrellas, en las horas muertas,
en las noches de insomnio donde la mente abre puertas
a un mundo ideal lleno de fantasía,
de calor humano, de alegría,
de dulces sueños y angustiosas pesadillas
donde nuestro único deseo es evadirnos de todo
para sobrevivir al día a día de algún modo
sin necesidad de suplicar de rodillas...

Reflejos en la nostalgia, en las buenas historias,
en los buenos amigos, en las buenas memorias,
en el olvido de un ser querido,
en el entierro de un marido,
en el vuelo de un pájaro, en las catástrofes naturales,
en las enfermedades, en los mundiales,
en los suspensos, en la pobreza,
en los cumpleaños, en una cama, en una pieza
de un puzle sin acabar,
en personas dispuestas a remar
a contracorriente, en el flujo de la mente,
en un puesto de trabajo decente...
Reflejos de un mundo donde todos somos iguales,
donde luchamos por unos ideales,
por nuestros sueños y esperanzas,
reflejos de un futuro posible, reflejos en las incoherentes matanzas,
en el acoso de un alumno, en el salto de un delfín,
en los rayos de un sol
que espera pacientemente sin ton ni son
a que nosotros mismos alcancemos nuestro fin.