lunes, 30 de septiembre de 2013

Sugar

Míralas ahí arriba, acercándose despreocupadas a algún lugar llamado "ninguna parte", dejándose llevar por el viento mientras los terrestres nos preocupamos por la amenaza que puedan suponer. Qué ironía. ¿Por qué iba a suceder nada?

Aunque a simple vista puedan parecer peligrosas, realmente son inofensivas, no hacen nada, simplemente se dedican a ir de un lado a otro, al igual que nosotros. En ocasiones se muestran alegres y se ven mejor que otros días, al igual que nosotros. En ocasiones enfurecen y desatan su ira de alguna forma, al igual que nosotros. En ocasiones rompen en llanto por la presión acumulada, al igual que nosotros...

Estimo que la causa de su aparición haya sido por frustración, deseo, tal vez se vieran presionadas también. Hace unos días llegaron y rompieron en llanto, un llanto desconsolado, desollador, de estos que te contagian el dolor, la agonía y la impotencia que debían sentir. Desde entonces se mantienen como pueden, a veces estables, a veces con la lágrima fácil. Supongo que es normal, ¿quién no ha pasado por situaciones así?

Ahora se muestran neutrales. Dan la sensación de que puedan llorar de nuevo, pero se mantienen como pueden apoyándose unas a otras. La verdad... creo que han llegado a una fase de nostalgia pura, una fase donde se acumulan y tropiezan entre sí los recuerdos echando de menos muchas cosas, tal vez demasiadas. Puede que también sea apatía, simple y llanamente. La verdad es que no lo sé.

Ojo, sólo es una opinión personal, tal vez no sea eso, pero... la verdad es que la situación induce a pensar que sea eso. Al fin y al cabo... no son tan inanimadas como pueden parecer, ¿no creéis?


jueves, 12 de septiembre de 2013

Home

Mira a tu alrededor... La nada se convirtió en todo y el todo se convirtió en nada. Cuando parece que todo va sobre ruedas va la vida y te sorprende, a veces para mal, a veces para bien. Mientras uno lucha por no caer al vacío arreglando el suelo de su piso, el balcón y las paredes, al final, es el bloque entero el que se derrumba y sin ese bloque no hay piso, sin ese bloque no hay vivienda, sin ese bloque no hay hogar. Lo único que quedan son los restos de lo que una vez fue un lugar cálido y acogedor, siendo ahora un lugar frío y solitario convertido en ruinas.

Nadie se libra del pecado, todos hemos fallado, unos más, otros menos, pero de todos era deber el conseguir que ese bloque, ese maldito bloque, se mantuviera en pie para evitar cualquier estropicio. Pero, ingenuos de nosotros, nos despreocupamos casi en su totalidad sin saber que algún residente vivía estupendamente mientras otro se ahogaba en la mugre, y cuando quisimos darnos cuenta, cuando nos dispusimos a hacer algo para remediarlo... ya era demasiado tarde.

Es doloroso ver cómo algo que abarcó tantos años para ser construido ahora se ha desecho, respirar la frustración en el ambiente y el shock temporal en el que muchos se han sometido... pero más doloroso es ver que hubo gente en ese bloque que no consiguió salir con vida, no porque sus corazones hubieran dejado de latir, sino porque gran parte de su vida se esfumó para siempre con el edificio. Tan sólo espero que todos podamos convivir algún día sin rencores y sin malestares de ningún tipo.

Ojalá fuera mi vivienda la derrumbada y no la vuestra, pues la mía no es más que una simple casa pequeña de madera individual que no requiere mucho tiempo para reconstruirla.

Ojalá nada de esto hubiera sucedido.

Ojalá esto sólo fuera una pesadilla.

Ojalá todo volviera a la normalidad...

martes, 3 de septiembre de 2013

Carta sin destino (el desenlace)

A ti que lees esta carta:

Confieso que esta será mi tercera y última carta por ahora, tanto tiempo pensando y aguantando el frío por las noches me han llevado a usar la mayor parte de los folios que me quedaban para poder hacer una pequeña hoguera y así poder sobrellevar mejor las madrugadas. Además... me he cansado de pensar.

He descubierto que este viaje sólo me ha producido malestar, dolores de cabeza, decadencia sentimental y demás incomodidades que no me llevaban a ningún sitio. Puede que os preguntéis "¿pero has conseguido encontrar esas respuestas que buscabas?" y ante eso yo os respondo: Sí y no.

Sigo preguntándome cosas de las que no encuentro respuestas, pero por fin poco a poco voy viendo el camino que debo tomar cada vez con más nitidez, a pesar de no ser el que me resulte de mayor agrado. Por lo pronto me dedico a dejarme llevar por mi impulso, hago lo que se me apetece o lo que creo conveniente para así poder estar mejor conmigo mismo.

El viaje tampoco ha sido en vano, he aprendido ciertas cosas que en su día creía saber, pero realmente no tenía ni idea. También he aprendido cuáles pueden ser los efectos de un experimento como este y lo que conlleva, además de haber ganado la experiencia de poder vivir una situación así. Como dice el refrán, "más sabe el sabio por viejo que por sabio" (sabio o diablo, he escuchado ambas versiones, pero equivalen a lo mismo jejeje).

La verdad es que por aquí el tiempo es bastante cambiante, cuando parece que saldrá el sol y hará un tiempo estupendo resulta todo lo contrario y viceversa. Cosas como ésta son las que me inquietan y me desorientan un poco, pero por ahora puedo sobrellevarlo sin demasiados problemas.

No recuerdo el objetivo de escribir estas cartas y enviárselas a alguien, supongo que dejar por escrito mi experiencia, dejar claro con eso cuál es mi situación y así todos pudieran saber que estoy bien. Aunque claro, lo mismo nadie leyó las demás cartas. No lo sé... Espero que tarde o temprano alguien las encuentre, el motivo no es relevante.

Sólo pido una cosa antes de seguir caminando en este laberinto, perderme más aún o salir de él, y es que, por favor, que el fin justifique los medios. Mientras tanto, seguiré dando vueltas guiándome por mi instinto.

Hasta la próxima querido lector, gracias por leerme, puede que nos conozcamos algún día.

Un cálido abrazo,

Arthur Eddyknar.