lunes, 27 de julio de 2015

Sweet dreams

Querida bella durmiente, tengo un mensaje para ti:
cierra los ojos y navega,
surca los mares de sueños perdidos.
Aprovecha la ausencia de levante, las aguas en calma
y el cielo despejado.
Disfruta de las maravillas que te ofrece el cosmos
en esta noche tranquila bajo la luz tenue de las estrellas,
rastros meteóricos y nubes de asteroides,
pues el recorrido marcado por la historia interminable
está llegando a su fin.
Puede que no veas tierra firme, pero eso tampoco debería preocuparte.
Las hipnóticas auroras boreales no cesan en su arte,
siempre queriendo captar la atención de tus ojos
para poder deleitarse con tu mirada.


Bendita mirada embrujada,
hechizada por el más compasivo de los ángeles,
quien dedicó esta grata oferta al resto de mortales
para ayudarnos a saber lo que es perderse en cualquier parte
con sólo mirarte a los ojos.
Puede que no me tomes en serio,
pero si pudiera sacar una foto desde aquí dentro
descubrirías que no soy ningún Pepito Grillo,
sino el más humilde de los compañeros
que intentaron protegerte en tu viaje lleno de criaturas y peligros.
Un descuido hizo que me detuviera ante tu mirada
y desde entonces no he dejado de navegar por tus sueños.
Confieso que aquí se está muy bien,
pero últimamente el agua no está en calma.
Puede que lo más acertado sea buscar ese pedacito de mí
que se adentró en tus ojos impulsado por tu magia
y salir de aquí antes de que la canoa vuelque,
para así evitar precipitarme en lo más profundo del abismo.
Puede que sea hora de seguir remando...
... o tal vez pueda esperar un poco más.


jueves, 16 de julio de 2015

Monólogo de un sabio anciano

¿Qué te ocurre, hijo? ¿Tienes frío?
¿O más bien... estás triste?
Aquí hay demasiada humedad, seguro que el rocío invade cada parte de tu alma dejando restos de escarcha en los rincones más insospechados de tu cuerpo.
Y yo te pregunto... ¿por qué, hijo mío?
¿Por qué existe tal cavidad en tu interior? ¿No deberías rellenarlo con algo? Así conseguirías entrar en calor más fácilmente.
Mmm...
Puedo ver en tus ojos que no es la primera vez que lo intentas, ¿me equivoco?
Y tu mirada me dice que tu corazón ha dejado de brillar. ¿Cómo es eso posible?
¿Puedo echar un vistazo?
...
Mmm... Vaya...
Tu corazón parece que se apagó hace mucho tiempo. Es más, la bombilla que iluminaba tu día a día está fundida.
Y dime, hijo, ¿cuándo piensas cambiar de bombilla?
Vives aferrado a un material desechable y recambiable como lo haría un niño pequeño con su peluche.
Entiendo que no quieras deshacerte de lo único que queda de aquel calor tan confortable radiado en su día, pero... ¿sabías que existen miles de bombillas iguales que esa, pero plenamente operativas?
No es necesario renunciar al tipo de bombilla, ni a la marca ni al tamaño ni a la potencia disipada por el mismo, simplemente te invito a que la renueves. Así al menos conseguirás ver las cosas desde otro punto de vista.
No pierdes nada por intentarlo. Toma algo de dinero, te invito por esta vez. Ni se te ocurra malgastarlo.
Confío en que saldrás de ésta.
Cuídate mucho, hijo.