jueves, 2 de febrero de 2017

5Vo

Violín insomne, ambienta el trayecto arenoso,
dale cobijo al viajero bajo el crepúsculo,
deja que sus raíces más profundas vean la luz del sol
que las aguas estancadas han calado hondo
y ahora sólo ansían secarse en un paraje hermoso,
deshaciendo tras de sí un cúmulo de túmulos
al son de melodías de viento sin parangón
para extirpar toda la humedad residual de fondo.

Viajero bajo la influencia de Pascal
vigilado constantemente por su futuro
caminando sin descanso ni orientación,
con arena en los ojos y reacción lacrimal
resulta lógica la desubicación que te auguro,
pues no te adaptas al ritmo de la canción.

Valeroso caminar ante la densa bifurcación,
tú que te limitas a dejarte guiar por la brisa,
recuerda que las líneas que separan ambos senderos
se deshacen en cuestión de un estornudo.
Por ello, querido amigo, no te aferres al león,
mantente expectante ante el camino que pisas
y confía en tu cánido más preciado,
que ya sabes que en estos meses de enero
las cosas se tuercen hasta formarse un nudo
y no es momento de mantenerse atado.

Vientos cargados de metralla desértica
azotando su rostro al mirar a cualquier lado,
ambiente repleto de sensación escéptica
como si quisiese evitar cualquier hoyo cavado,
sortear lesiones isquémicas del miocardio,
huir de los desgarros y demás cicatrices,
y todo para qué, si al final conforman los matices
de toda decisión tomada en el calvario.

Ventosas internas escarchadas en niebla,
no agobiéis en exceso la mente del viajero
pues aún no está preparado para lo que se avecina,
limitaos a hacerle compañía en adenosina,
que el camino mostrado a veces tiembla
y debe continuar hasta que suene el sonajero.

Valiente criatura inerte
luchando por una supervivencia inexistente.
El espantapájaros se quedó con ganas de verle
y salió en su búsqueda sin ningún referente.

Ojalá encuentres lo que buscas, querido viajero.