jueves, 27 de septiembre de 2012

Rainy day

"Sueños rotos, promesas incumplidas."
Eso es lo que se me vino a la mente de forma repentina mientras observaba el paisaje que mostraba la ventana. Llovía, aunque era una lluvia leve, nada del otro mundo, pero un día de lluvia al fin y al cabo.
Me percaté de un pequeño gorrión que revoloteaba por el jardín, buscando algún pequeño charco donde darse un pequeño chapuzón. Desde mi posición podía verse su reflejo a través del charco, y acto seguido pude ver el mío gracias a la ventana. Por unos instantes... medité. Llegué a la conclusión de que uno nunca llega a conocerse del todo, siempre hay cosas de nosotros que no somos capaces de sacar a la luz: gustos, formas de actuar, lo que sea, hasta que descubrí algo bastante curioso, y es que no lograba reconocerme del todo.
Sin quererlo había cambiado, no era el mismo chico de hace unos años. ¡Qué demonios, de hace unos meses!
¿Cómo había llegado a ocurrir? Estaba perdiendo facultades, no quería ser así. Sí es cierto que en su día ansié poder cambiar un poco, y ahora que lo había conseguido me arrepentía...
Supongo que no es el tiempo lo que nos cambia, sino la experiencia.
La sensación que recorría mi cuerpo era extraña, no me sentía mal ni bien, aunque en términos generales mi estado era bueno. Me mantuve apático durante un rato, hasta que el pájaro echó a volar de nuevo. Entonces fue cuando decidí dejar de darle vueltas. No merecía la pena lamentarse por conservar una "mala amistad", aunque dolía, una cosa no quitaba la otra...
Son ese tipo de ocasiones en las que uno se da cuenta de que nada es eterno, ni siquiera la amistad, cuando descubres que aquella persona que en su día fue muy importante para ti y a día de hoy lo que más se le parece es el término "coleguilla".
Típicos casos en los que uno siente frustración, no había solución y eso era lo más triste de todo el asunto.
Nunca es tarde para que aquella persona de la cual conservabas grandes expectativas ahora sólo permanezca... la decepción.
Me levanté, tomé mi sudadera y mis cascos para escuchar música. Le di al "Play", me puse la capucha y salí a correr un rato. Quizá eso me evadiera un poco.

Reflexiones de hace unos meses plasmados a día de hoy.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La vida está llena de experiencias unas buenas y otras malas y todas te aportan algo. Con las personas ocurre igual, si una persona desaparece en tu vida no te preocupes porque siempre aparece otra nueva distinta pero no por eso menos importante. Tienes que estar abierto a estas personas nuevas que están esperando para formar parte de una nueva experiencia. Un beso muy fuerte