sábado, 10 de septiembre de 2011

"Ser como tú está muy visto"

Y una vez más, allí se mostraba cohibida junto a los arbustos que hacían esquina en aquel parque mientras observaba con curiosidad a las demás niñas de su edad presumiendo de ligues, belleza y demás prescindibles hechos sin importancia que tanto valor adquieren a esas edades. Así mismo, se tenía la absurda necesidad de conseguir dichas metas e ir fardando de ello, y quien no las conseguía mentía para cubrir su "bajo nivel" respecto a las demás. En cambio, ella pasaba de ello, no lo veía algo realmente necesario para su existencia, hecho que provocaría que el grupito de niñas observadas se acercaran a ella y fuera objetivo de burlas y demás críticas sin sentido, fruto de la envidia provocada por el desinterés de la chiquilla quien pudiendo presumir de hermosura y silueta no lo hacía. Fueron tiempos duros, de cambios, de sufrimiento arraigado al desprecio que sentían por ella tan sólo por ser diferente a las demás. Pero esa amargura no resultaría eterna.
Todas ansiaban poder conseguir la atención de un chico de la clase, un chico alto, atractivo, fuerte, de un carácter chulesco... Todas menos ella. Ella sabía perfectamente que ese chaval sólo tenía físico, y en el caso hipotético de que consiguiera algo con él sólo le traería problemas. Y aún así, las chicas continuaban con sus críticas y burlas hacia ella por el mero hecho de que no conseguiría nada con aquel cíclope de dos ojos, y para culminar la faena, en ocasiones ellas cogían cualquier pertenencia suya y la arrojaban al suelo y la dejaban allí sola recogiendo sus cosas. Para sorpresa de la joven, un chico más humilde y solitario se detuvo a ayudarla. Era un chiquillo tímido, sin nada del otro mundo aparentemente y con fama de "friki mancha de petróleo" por sus oscuras vestimentas. Una vez finalizada la ayuda, ella le dió las gracias, y él sonrió, se sonrojó y emprendió su camino a casa desde el aula. Fue un hecho que haría pensar a la joven durante un tiempo, tanto es así que con el paso de los días se hicieron amigos y tras varios años surgió aquel lazo amoroso que los unía desde hacía tiempo.
Ella, aún habiéndose desarrollado totalmente tras el transcurso de su adolescencia y mostrándose una chica físicamente espléndida por ello, siguió siendo la misma de siempre, sin la necesidad de haber cambiado para adquirir éxito en su vida; su pareja también superó el trago de la adolescencia, siendo más alto, atractivo, divertido, humilde y cariñoso que nunca. ¿Quién diría que aquel bicho raro acabaría siendo el centro de atención de algunas que previamente le despreciaban?; por otra parte, aquel grupito repelente de niñatas no consiguieron mucho con el paso de los años, tan sólo volverse más repugnantes, usadas y sin mucho futuro, pues a su edad ya deberían poder estar en un rango más que superior, pero ellas mismas inconscientemente se han rebajado; y por supuesto, aquel chico varonil de carácter chulesco ahora había perdido todo lo que adquirió en su día, y con suerte conseguiría ganarse la vida de barrendero ganando una miseria de sueldo mensual.
Y es que la vida da muchas vueltas, la infancia es bella dependiendo de cómo se mire, pues de pequeños se cometen muchas locuras y barbaridades que si no se corrigen a tiempo pueden resultar fatales; la adolescencia resulta como la infancia pero de un modo mas basto y bruto, donde las simples burlas se convierten en peleas, los juguetes se convierten en drogas y los deportes se transforman en sexo. Por suerte, una vez alcanzada la edad adulta que te separa de esos mundos, estas cosas se ven menos, pues los que la consiguen alcanzar suelen tener los pies en el suelo, y los que no, siguen mezclandose con la miserable adolescencia que suele verse hoy en día.
Yo, como víctima de dicha infancia y adolescencia, puedo decir que estoy satisfecho con lo que he vivido, porque, aunque no quiera volver a experimentarlo, ese hecho me ha convertido en una persona más fuerte capaz de ver el mundo con otros ojos, y ahora mi vida respira un nivel de alegría más elevado que nunca.
Si alguno o alguna sigue envuelto en una situación así, no desesperéis, pues cada mala experiencia conlleva a una positiva.
Recordad pues que uno recoge lo que siembra, y por ello, la vida nos reserva lo que servimos.
Afortunadamente, a mí ya me está desvelando algunos secretos que me llevan a la felicidad, así que sed pacientes, pues la paciencia es una virtud que muchos carecen, y veréis cómo la vida os sonreirá con plenitud.
Un saludo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La infancia es la parte más importante de nuestras vidas y todo lo que suceda nos puede dejar muy señalado, pero lo realmente importante es saber coger, de todo, siempre lo positivo saber dejar atrás lo negativo. La experiencia es nuestro mayor libro de sabiduría. Un beso muy grande don escritor.