miércoles, 18 de abril de 2012

La complejidad del pensamiento

Es muy posible que muchas personas seamos partícipes de un hecho común, y es que en algún momento de nuestra vida nos habremos preguntado: "¿Qué ocurriría si repentinamente desapareciera? ¿Qué sucedería si ahora mismo sufriera un accidente o, poniéndonos tétricos, muriera? ¿Cuál sería la reacción de los que me rodean?"
En multitud de ocasiones, cuando las cosas no van como pudiéramos desear somos propensos a pensar que desearíamos desaparecer del mundo, al menos temporalmente, para poder ver qué sucede, cuál sería la forma con  la que actuaría la gente y esas cosas.
¿Y eso por qué?
Yo lo planteo como una reacción ante la tristeza, la depresión o la soledad, como si fueran considerables las ganas de sentirte querido, de sentir que la gente se preocupa por ti, de ver que realmente la gente te quiere aunque las apariencias no lo muestren...
Todos somos humanos, y como tales nos gusta sentirnos arropados o queridos, aunque sea de vez en cuando. No importa lo arisco que pueda llegar a ser alguien, en algún momento de su vida lo más probable es que necesite un buen abrazo de un amigo, un beso de su pareja, una caricia de un familiar...
Yo soy de los que piensan que las muestras de cariño son necesarias en la vida para poder llegar a ser plenamente felices, porque por definición, los humanos no somos una raza solitaria, siempre formamos manadas, grupos, familia, ¿quién podría ser feliz estando solo en el mundo?
Con muestras de cariño no sólo engloba los abrazos y esas cosas, los pequeños detalles que nos provocan una sonrisa de vez en cuando también se ven relacionados con esto.
Y aún así, ¿qué sentido tiene? Sólo sirve para sentirnos mal, solos, ausentes, para crear un ambiente negativo.
Por ello, yo propongo pasar de eso. ¿Cómo? Viviendo el día a día, disfrutando cada momento, aprovechando el tiempo como es debido, y si a alguno tras intentarlo no lo consigue, se merece que alguien le transmita un poco de cariño, un poco de... amor.
Obviamente, si independientemente del caso recibes algo así, ¡bienvenido sea y bendita sea la persona que lo haga!
Pero no os despreocupéis, pues cada uno tiene sus propios límites, y si se llega a un punto en el que no se puede más... cualquier cosa es posible.
¡No desesperéis, aguantad como buenos guerreros que sois!
Mucha suerte en vuestras vidas... En alguna ocasión la necesitaréis.

1 comentario:

María (LadyLuna) dijo...

Ahora mismo duermes en la habitación de al lado.
Te quiero.
Cada noche le agradezco a la vida que me haya permitido gozar de tu amistad infinita, tu compañía, tu cariño.
No desaparezcas. No pienses ni en la posibilidad.
Hay gente que te necesita.
¿Qué sería de tu hermana sin ti?
En ti encuentro las cosas buenas que no soy e intento ser mejor persona cada día.
No cambies nunca.
¡Vive, quiérete, y disfruta de todo lo que tienes!