martes, 28 de abril de 2015

Carta sin destino: un barco a la deriva

A ti, que lees esta carta:

Por fin dejó de nevar. A día de hoy, apenas quedan restos de nieve en las copas de los árboles o junto a sus enormes raíces. Leo podrá dejar de preocuparse por encontrar algo de comer.

Sin embargo, el sendero aún se mantiene incierto. No sé hasta qué punto merece la pena seguir hasta el final, pues la sensación de pérdida, de desorientación, se ha visto incrementado a lo largo de todo este tiempo. Puede que todo este plan sólo haya acarreado mayores problemas que deseos cumplidos; puede que ese espíritu esperanzador que me guiaba se haya escapado; puede que la paciencia haya dejado de ser una virtud... La verdad es que no lo sé.

Lo que está claro es que me metí en este berenjenal con un propósito y, lo consiga o no, he de salir de él del mismo modo que entré. Espero que Leo me dé la motivación suficiente para seguir adelante y no perder el rumbo, porque a este paso me convertiré en la versión moderna de Tarzán, pero en un bosque y menos sexy (eso si realmente consiguiera sobrevivir).

Nunca he prestado mucha atención al tema de "casualidad vs causalidad", pero a día de hoy llego a preguntarme si el destino me tenía preparado esto y, de ser así, con qué me sorprenderá el día de mañana. Al menos sería suficiente si encontrase a la persona que perdió el dichoso amuleto, sólo por saber si se encuentra bien y poder devolvérselo. Tiempo al tiempo, supongo.

Rezo porque las cosas te vayan bien, querido lector.

Un cálido abrazo.

Arthur Eddyknar.

1 comentario:

Toñi dijo...

la vida no siempre se resuelve de la manera que en principio deseamos pero eso no quiere decir que sea menos bueno, tenemos que estar abiertos para poder aprovechar cada situación nueva y poder sacar siempre lo mejor de cada una. Estoy convencida que todo te irá bien lo único que tienes que hacer es creer en tí y no dejar de caminar hacia adelante.TKM