sábado, 12 de octubre de 2013

Confesiones nocturnas

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió el aroma de tu perfume, la melodía de tu risa, mi reflejo en tu mirada, el brillo de tu sonrisa.

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió tu atención, tu preocupación, tus escotes, tu intermitencia, tus vestimentas, tus andares.

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió tu cariño, tu ternura, tus celos y tus locuras, el blanco de tu piel, tu pelo estilizado.

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió tu palabra, tus miedos y preocupaciones, tus deseos, tus confesiones.

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió tu tiempo, tu aburrimiento, tu desinterés, tu maravillosa y misteriosa mente.

Bendito el momento en el que la circunstancia me obsequió miedo, dolor, apatía, cabreos y nostalgia, sobretodo mucha nostalgia.

Bendito el momento en el que me di cuenta de que todo tiene un punto final, un punto final que desearía convertir en "punto y aparte" y poder así de nuevo respirar tu aliento.

Benditos sean los "te quiero" que guardé para ti y ahora andan perdidos en algún rincón de una habitación desordenada.

Benditas tus ganas de vivir... Y benditas mis ganas de sufrir.

1 comentario:

Lunático dijo...

Benditos momentos. Así sean.